Habíamos acordado que el contacto por skype iba a ser todos los sábados al mediodía. Pero hace tres semanas Amadou me contó que viajaba a las afueras de Dakar a probar nuevas pócimas contra su supuesto gualicho y chau skype con su hija. Parece que, como acá, si te alejás de la ciudad las conexiones son malas o no existen.
Recuerdo a mis hermanos (todos somos muy irónicos) oscilando entre putearlo por «abandonarnos» y reirse con su puesta en escena cada vez que nos llamaba en los primeros tiempos. Eva tenía apenas meses y Amadou se comunicaba a veces desde el campo (otro campo) al que también decía que había ido a curarse. En esa etapa se escuchaba una especie de berreo y mis hermanos decían que él ponía un CD de ovejas para hablar conmigo.
En el mundo gualicho todo es probable. En el mundo real no hubo skype estas semanas pero sí llamadas por celular. En cualquier horario… Eva en el jardín y yo trabajando. Eva durmiendo y yo amaneciendo… Y así. Amadou nos encontró juntas y despiertas el sábado pasado. No se escuchaban berreos esta vez. «Ya te paso con Eva…»… «Antes decime ¿cómo está todo…?» «Todo bien»… Con sorpresa, cuando lo atendí, no le reconocí la voz. Un tema para otro análisis. Entonces, al grano…
– «Eva, es tu papá. ¿Querés hablar con él?
– «No»
– «Te llama desde lejos, hija»
– «No»
– «Aunque sea mandale un beso…»
– «No»
Se cortó la comunicación. Hubo un nuevo intento de parte de él con el mismo resultado. Evangelina no quiso hablar. Prefirió seguir en su mundo de dibujitos y casitas y juguetes. Después, mientras nos preparábamos para ir al zoológico, sí quiso mandarle un mensaje a su amigo Lucca y preguntarle si llevábamos rocklets para los animales. También quiso bromear con su prima «Matulina» con chistes cruzados e invitaciones a jugar.
Le cansa hablar por teléfono como a mí pero dice sí a muchos diálogos. En el último skype con su papá, le había asegurado que ella tenía la llave y que le abría. Que él tenía que atravesar «la ventanita» del skype y entrar.
Es cierto que el amor se construye y los chicos no andan con vueltas. Lo que a mí me costó varios años, a Eva no le está costando tanto. Su papá no entra por la ventanita y ella le dijo por primera vez que No.