Así de claro. La de arriba es una de tus últimas frases de cabecera cuando te salen bien las cosas. Anteayer fue bajar en forma de puente de mi cama. También empezaste con los por qué. Anoche me llevó un tiempo explicarte que el frasco pintado con comics era un lapicero que me habían regalado.
Todo sigue pasando rapidísimo, hija. Ayer eras un bebé y hoy apenas me alcanzan los brazos para agarrarte.
Estás creciendo y creciendo. Quizá por eso me hayan venido a la cabeza estos días dos frases de amigos. «Capta su esencia en estos primeros años. Por dónde va en estado puro. Esa siempre va a ser ella aunque cambie con el tiempo»… «Lo que le estás escribiendo ahora, lo va a leer en el futuro y le va a ayudar a entender su historia»…
Fueron y son sabios consejos. Así que te voy a contar algunas de tus andanzas y gustos de tus 3 años ya camino a los 4 por si me olvido algún día.
* Te levantás muchas mañanas cantando. Te escucho desde el living, sonrío pero me quedo quieta. No voy al dormitorio. No quiero romper tu hechizo. No sé que canción cantás pero cantás. De noche y después de cenar, hacés gimnasia y bailás. Bailás sobre la mesita de Minnie o sobre un colchón que traés de la habitación. Suenan tus canciones en la casa y traspasan las paredes. Creo que los vecinos te escuchan pero te quieren tanto que no dicen nada.
* En los últimos tiempos me sumaste a tu show… Ahora sos vos la que dice: «Señoras y señores, con ustedes la estrella del momento… Mamá López!!!!!!!!» Y ahí aparezco yo con todos los pelos revueltos y tu micrófono. Cuanto más desopilante estoy, más te hago reir. Así que me esmero cada día para escuchar tu carcajada aunque, te confieso, ser desopilante me sale fácil.
* Decís muy seguido «¡Tengo una buena idea!» y ahí hay que agarrarse. Porque puede ser desde algo simple como hacer una torta o ir a comprar globos a la esquina hasta treparte como el hombre araña a tu casita o ver una película comiendo papas fritas un día de semana a las 2 de la mañana. El ritual incluye estar tiradas en el piso tapadas con mantas que llamás «capas».
* En estos días de vacaciones de Invierno querés venir a mi trabajo a «hablar» con mis compañeros. De hecho ya conversaste con varios de ellos por teléfono. No sé si es que me extrañás o estás aburrida pero querés acompañarme. Aunque estuviste pocas veces, el canal parece ser un espacio que conocés. ¿Serán las corridas que compartiste conmigo desde la panza?
* Te gusta hacerme un lugar al lado tuyo para ver la tele, la compu, leer. «Vení mamá! Te hice un lugar!» «Vení mamá! Cerrá los ojos!» Porque además me armás todo el tiempo «sorpresas». A veces son tus mismos juguetes envueltos en servilletas. Hace unos días trajiste una etiqueta suelta, me dijiste que era un regalo y que tenía escrito «Valeria López y Evangelina López, siempre juntas». Imaginarás lo que siguió. Sí, lloré.
* Extrañamente no hacés tanto foco en los negros que pasan a nuestro lado como antes. Tampoco hablás ni preguntás por tu papá. Aunque hago el esfuerzo para que no se note, tal vez te estoy transmitiendo mi desilusión y rechazo por él y me siento culpable. Después pienso que es imposible tapar las sombras… Tal vez vos también te sientas desilusionada y no sepas todavía cómo ponerlo en palabras.
* Me pedís seguido que te hable en inglés.Y te hablo en inglés. Es cuando agradezco a tus abuelos por haber hecho el esfuerzo en su momento de darnos todo lo que podían, entre otras cosas una buena educación.
* Seguís amando los festejos. Inventás cumpleaños. Ponés servilletas, vasos y bolsitas con caramelos. Ya me anticipaste que querés que tu fiesta de los 4 (faltan 8 meses) sea de la Doctora Juguete o ¿¿¡¡Spiderman??!! También, en los cumples de verdad te mimetizás con los otros. En el último hiciste trencitos y rondas con los grandes. Fue alucinante verte entrar y salir del balcón como un vagón humano más. «Esta nena sí que disfruta la vida», me dijo uno de los invitados…
Hace frío, hija. Llegué a casa y estabas dormida. Me dijo Lili que tosiste un poco durante el día pero que jugaste más, así que no hay mucho de qué preocuparse. Por las dudas, te hice un vapor mientras soñabas. Y salí entre las nubes que se formaron en el baño mientras te tapaba con tu «manta-capa» de los sapos.
Es cierto que un día vas a leer y a entender. Cuando ese día llegue sabrás más de vos, de mí, de nosotras.
Y si ese día llegó, leé lo que sigue con intensidad: ¡Seguí amando la vida, sol de mi vida! Que ese sea siempre tu victorioso norte.
Va de vuelta, aunque sea cargosa…
Te amo hasta el infinito
Mamá
