«Me quiero enamorar»

Hace rato que Evangelina dice que quiere enamorarse. Se sorprende con las parejas que se besan apasionadamente en la calle. Nunca me vio besar a un hombre con pasión otra vez.

Intenté explicarle lo que es el amor de pareja. Semanas atrás le conté que me había enamorado de su papá. Le mostré algunas fotos de nosotros y lanzó casi risueña: «Ahhh… vos sí que te enamoraste!» Nunca más volví a enamorarme.

Estos días ella avanzó y me dijo que quería enamorarse de su papá. Por alguna razón y en ausencia (hace meses que él no habla con ella) a veces lo recuerda. Me pidió también que lo llamara para decirle que venga. Le prometí que lo iba a hacer pero le expliqué que por ahora él no puede. Que está en Africa, que es lejos y que es difícil. También que, si pasa el tiempo y todo sigue igual, la voy a llevar a verlo.

Ya venía formulando «Africa-lejos-no puede» pero sueltos. Nunca como una respuesta a una inquietud concreta. Fue la primera vez que le hablé de cruzar el océano si nada cambia. Me conmoví. A ella le conformó la respuesta.

Arrancó una nueva etapa que siempre supe iba a llegar. La etapa de explicarle a Eva dónde está su papá y por qué no está en Buenos Aires. Por qué no está con ella.

Amadou se perdió otra vez. Va y vuelve, tantea, confirma que conmigo no tiene red y desaparece. Se olvidó de sus insistentes ganas de volar a la Argentina. Se conforma con mensajes sueltos en los que sostiene con vehemencia que su hija está por encima de todo y de todos. Cuando le funciona el celular, asegura que está todo el tiempo pensando en ella. Ya no habla de su supuesto gualicho. Capaz ya no existe o se cansó de repetirlo. Sí repite que Dios es el que va a definir nuestros caminos. Que él tampoco se volvió a enamorar.

Eva ya lo espera sin desesperar. Mientras tanto, valora todo y a todos los que la amamos. Eleva a únicos los momentos que estamos juntas. Me pide seguido que nos quedemos solas y que «nadie nos moleste». Me cuida y me piropea. «Mamá, sos una reina»… soltó anoche sin preámbulos.

No se calla nada. Tampoco y, por suerte, se guarda las preguntas internas que empezó a hacerse mirando hacia Dakar.

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