El show de Eva

El «Señoras y señores, con ustedes la estrella del momento: Evangelina López!!!!» se repite casi todas las noches. Eva siempre aparece sonriente y exultante sobre un escenario imaginario que montamos sobre el piso de madera. Cambia de vestuario según el show. Claro que la aplaudo como parte del también imaginario público próximo a escucharla.

IMG_3611Durante mucho tiempo eligió tararear y bailar con desparpajo la canción «Happy» de Pharrell Williams que acompañamos con el video que ella misma busca en youtube (la versión que incluye a los Minions). Me suma y suma a quien venga a casa a bailar. Y no hay opción. Hay que moverse o moverse.

IMG_5708También pueden ser las canciones de Topa, «Libre Soy» en español, inglés e indio (sí!!!!!!!), «I ´m yours» de Jason Mraz (la escuchó mucho en mi panza) o, más recientemente, «Roar» de Kate Perry, «Waka waka» de Shakira, «De solo vivir» de Abel Pintos, «Hermanos» de Fito Páez y los temas pegadizos de los uruguayos de Marama y Rombai. También hay de los clásicos en su repertorio con «Hola Don Pepito» a la cabeza que le enseñó su padrino en una versión adaptada. «¿Vio una curlera (así le dice a Eva)? A una curlera yo la vi…» Y así. Bien variado.

Eva ama «el momento del show». A veces toca su guitarra de cuerdas cubana o una flauta que en una mudanza estuve a punto de tirar. En la última Navidad se agregaron a la banda una batería rosa y otra guitarra pero eléctrica. Además, inventa instrumentos con ollas, platos, vasos y hasta azucareras. Baila sobre la cama, el piso, la mesa step o sobre dos puffs de colores. Lleva su movimiento musical adonde va y ya tiene amigos como Lucca que le hacen el aguante.

Tiene un definido estilo africano. Es cierto que a mí me encanta bailar pero en ella hay otra cosa. Es rítmica y elástica. Yo cantaba temas de Nino Bravo en los escenarios familiares y me prendía a todos los actos escolares con algún personaje. Me definen «graciosa» pero nunca nadie me describió moviéndome como una gacela por ningún lado y menos tocando instrumentos. Ella lleva el ritmo en la sangre.

Recital de víctorSu primer concierto fue el de Víctor Heredia un día frío de hace unos dos años. Se quedó extrañamente quieta durante dos horas y media, como anestesiada. Estuvimos ahí, en el primer piso del ND Ateneo para que los acordes llegaran suaves a sus oídos.
Fue un momento mágico por lo que compartimos y por lo que sentí. Volví en imágenes a sus primeros meses de vida, cuando yo entendía poco y nada sobre qué hacer y me angustiaba en la casa de mis viejos. En ese tiempo la voz de Víctor con su «Puertas abiertas» me esperanzaba recordándome lo que hoy veo con claridad: que estaba abriendo por fin «mi puerta» y que todo iba a ir bien. El día del show me fui reparada. Fue otro de los momentos reparadores y reveladores que, casi sin buscarlos, fueron surgiendo a medida que Eva fue creciendo. Ese día, cuando terminó todo, Víctor nos saludó amorosamente como cuando yo era chica en Mar del Plata después de mi primer show.

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