Miércoles 4 de enero a la noche
– ¡Mamá! ¡Nos olvidamos de escribirle la carta a los Reyes!!!
– Uh… ¡Tenés razón! ¡Vamos a escribirles!
Hojas de cuaderno a mano, lapicera, garabatos y definiciones:
Eva:
– «Queridos Reyes Magos: me llamo Evangelina. Quiero que me traigan una muñeca que tome agua y haga pis, una troll Poppy y una bici y unos patines para Mamá!»
– Eva, tranqui… ya tenés vos patines y bici… yo ya soy grande…
– ¡Pero Mamá! ¡Papá Noel no te trajo los patines! ¡Pedilos!
– Bueno, vemos más adelante…
Yo:
«Queridos Reyes Magos: les pido que le traigan a Eva todo lo que ella pidió…»
Se pudrió.
– ¡Mamá! ¡No pidas para mí! ¡Pedí para vos sino no te van a traer nada! Yo tengo mi carta y vos la tuya.
Silencio realista.
– Dale… «Y además, quiero un chocolate y un sombrero. Un beso y gracias! Valeria.»
En las siguientes 24 horas, además de comprar los nuevos regalos, lo hablé con mi psicóloga. Primero charlamos de mi tendencia de «madre de hija única» que cree que su pequeña hace todo bien. Aunque hay cosas que son ciertas, por momentos me siento entre soberbia y exagerada. De broche de sesión, hablamos del ´episodio Reyes´.
– El mensaje es claro, sentenció. Empezá a pensar en lo que vos deseás. Es aburrido que desees todo para ella.
Vapuleada de un lado y del otro pero ¡equilibrada! llegamos anoche a la Noche de Reyes.
Armamos el kit mágico adaptado y nos fuimos a dar una vuelta nocturna en bici. Mientras tanto, los camellos se adelantaron unas horas (hoy me tenía que ir temprano, Eva duerme hasta tarde y no quería perderme su carita).
Cuando volvimos pasada la medianoche, ohh sorpresa!! los señores de corona y capa se habían comido todo y llevado hasta los tuppers y vasitos de plástico. Mis vecinas Patricia y Claudia hicieron un trabajo perfecto. Sobre nuestros zapatos dejaron el combo anunciado en las cartas!!!
Cuando a Eva le tocó abrir el paquete más grande pensó que, quizá, ahí estaban mis patines. Después, se olvidó de todo al encontrarse con su esperada muñeca.
Hay instantes que se detienen para siempre en algún lugar. Estoy segura. Y otros que no se pueden frenar. Tal vez tenga que comprarme simbólicamente los patines.