«Hola Vale! Reservate el martes a la noche porque quiero invitar a los Playing For Change a tocar y comer a casa»…. «Uff qué emoción… Allí estaremos»
El martes fue el Día del Afroargentino y no tuvimos que subirnos a un avión para empezar a disfrutar «nuestra semana afro» en Buenos Aires. Ese día, cruzamos la ciudad para escuchar a los Playing for Change a la luz del fogón. Evangelina llegó tímida y terminó tocando con ellos la guitarra como si supiera. Fue un momento inolvidable.
El sábado y a puro sol nos subimos a un colectivo rumbo al Festival Quilombo en Parque Lezama para encontrarnos con miles de afrodescendientes de capital y alrededores. Ya en el viaje, hubo señales de que la elección había sido acertada. Conocimos a Crenilda, angoleña, modelo y especialista en pelo afro.
«¡Qué linda sos! ¡Qué lindo pelo!», le dijo a Eva mientras ella la miraba de reojo. «Se pueden hacer muchas cosas. Es enrulado pero suave….»
Llegamos al parque hablando de productos naturales y peinados, del cumple de 4 de Eva, de sus días en Buenos Aires, de sus ganas de volver a Angola. Los africanos siempre quieren volver a Africa. Nunca reniegan de su tierra.
Con Eva recorrimos varios puestos atendidos por negros. Ella quiso pintarse la cara con arcilla y hacerse una trenza. Se detuvo inercialmente en el stand de Senegal. Se llevó un instrumento con música de caracoles. Charlamos con una negra alegre y colorida que sonrió con orgullo cuando le conté que el papá de Eva era de Dakar. «Por eso es tan bella», dijo. Nos reímos.
La tarde se hizo de noche y hubo desfile con Crenilda incluída (terminó siendo nuestra amiga) y hasta un show de cierre. Eva bailó con un negro de la edad de su abuelo Mamadou y lagrimeó cuando nos tuvimos que ir.
Para cerrar nuestra semana, el domingo fuimos al show de los Playing for Change en el Progreso. La vi feliz reconociendo arriba y abajo del escenario a los músicos del martes. Ellos también la reconocieron con felicidad.
Acercar a Eva a sus raíces y tender un puente musical e imaginario hacia Africa. Ese fue el objetivo de esta semana increíble que vivimos. Hablo en plural porque a cada paso reconfirmé que en el mundo afro, ahora por ella pero también antes de ella, disfruto yo. Lo digo seguido: si tuve otra vida, seguramente fui negra.
Mientras escribo, leo por ahí que otra mamá soltera con su hija afroargentina va a viajar a fin de año a Africa para que vea a su papá. En nuestro caso, Amadou no venció todavía la barrera de mi bloqueo en el whatsapp y llamó una sola vez en los últimos dos meses para saber cómo está su hija.
Mientras tanto, Eva va más allá del mar. Y yo la llevo. Siguiendo a los Playing For Change en una de sus naves insignias diría: «No importa quién seas, no importa adonde vayas en la vida. En algún momento necesitarás a alguien que te acompañe». Ahora la acompaño yo. Un día me dirá ella adonde quiere ir.